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Entrevistas

ENTREVISTA DEL TRÁNSITO por Ana Velayos (III)

Miguel Velayos regresa con el segundo poemario de su trilogía:

POESÍA SANADORA.

 

P.- Si en la primera parte haces especial hincapié en el tiempo pasado, en la segunda, “Tránsito de raíz”, nos trasladas de una manera más explícita aún a tu infancia, a tus raíces, a la familia…

 

R.- Sí, son poemas dedicados íntegramente a las raíces, no tanto a nivel temporal sino que he intentado viajar hasta allí a través de personajes físicos como mis abuelos, mi madre, las mujeres de mi familia…Hay un intento de recuperar los anclajes básicos de mi vida y de hacer un humilde homenaje a las raíces, a lo que está muy arraigado en mí, que es una parte insustituible de cómo entiendo yo el mundo. Es un intento de poner en comunicación determinadas cuestiones que forman parte de mi familia y de todas las familias porque creo que la figura de un padre, una madre o un abuelo con alzheimer… son intentos de acercamiento a una emoción universal.

 

P.- En estos poemas hablas de los abuelos, que vivieron la guerra civil española y la posguerra, y destacas también el valor de la mujer, a través de personajes muy variados…

 

R.- Los poemas de esta segunda parte son historias, relatos que he vivido con los miembros de mi familia hasta hace muy pocos años y son un sencillo homenaje a esos abuelos que son historia viva de la guerra civil… En la poesía uno fusiona personajes y cualquier persona que recuerde sus vivencias personales con sus abuelos se puede reconocer en estos poemas…

La poesía tiene ese misterio y esa magia… Igual que en el caso de las mujeres. Creo que las mujeres de mi familia son los integrantes más fuertes, son el alma y el ancla que las sostienen.

Además algunos de estos versos son un homenaje a la mujer y a la historia del feminismo. Reivindico el papel de la mujer, la abolición del machismo en nuestra sociedad y la igualdad real y efectiva que tiene que existir entre el hombre y la mujer y todos tenemos que luchar por lograrlo. Es un ejercicio personal que todos tenemos que hacer y creo que esta sociedad tiene por delante un inmenso trabajo de reeducación social.

 

P.- En estos textos hay una niñez de fiesta, como señalas, “de fuegos artificiales”, pero también una infancia rota por la muerta de tu padre…

 

R.- Sí, creo que hay un punto de inflexión que existe en todas las infancias y, en mi caso, ese salto es abrupto, muy brusco, y coincide con esa muerte de mi padre una noche de septiembre y a partir de ahí todo cambia. Desde luego hay un antes y un después. El antes está repleto de una mitología particular de fuegos artificiales, de fiesta, pueblo y hogueras, de una intensa sensación de seguridad y alegría, y con su muerte eso se extingue y aparecen en mi vida la furia, el odio, las lágrimas…y entonces los fuegos artificiales, de los que hablo en el libro, desaparecen.

Recuerdo cuando era pequeño estar a su lado y contemplar los fuegos artificiales en las fiestas de Ávila y recuerdo mirar al cielo y ver los fuegos y su cara… y eso se queda grabado para siempre… los fuegos me recuerdan a él y procuro no verlos demasiado, la verdad.

En uno de los poemas de este libro digo que “la infancia deja recuerdos que el presente administra con holgura”. Y es que la infancia va dejando recuerdos y nos vamos topando con ellos a lo largo de toda nuestra vida. Yo estoy convencido de que me esperan todavía muchos recuerdos de la infancia que voy a encontrar, como ocurrió una noche en Cataluña que iba conduciendo y viendo fuegos artificiales y surgieron algunos de los versos de este libro porque aquel momento me llevó hasta la infancia.

 

P.- Dices que “un huérfano es aquel que descubre su origen”. ¿Ya has entendido entonces qué es la orfandad?

 

R.- No sé si la he entendido. La he aceptado, pero no sé si llega a entender. Para mí lo más grave y más difícil es no asumirlo, no poder verlo. La orfandad es una identidad. Por tanto, cuando uno se sabe huérfano, tiene la obligación o la necesidad de buscar un refugio de esa intemperie. Entonces aceptarlo no sé si es la solución, pero es parte de ella porque uno lo tiene más fácil para decirse a si mismo “necesito un abrazo que me alivie de esa orfandad” y cuando lo descubres hay una parte de ti que logra aliviarse y lo vives de una manera mucho más pacífica… De hecho ahora lo puedo hablar ya sin que me atraviesen las lágrimas. En otros momentos de mi vida no lo podía ni nombrar.

 

¿Y qué ha ocurrido? Pues que la poesía ha sanado el hecho de ser huérfano -ayudado por el paso del tiempo que mitiga el dolor y la ayuda de algunas personas con las que he hablado mucho de ello- pero creo sinceramente que la poesía me ha ayudado mucho a caer en la cuenta de lo que he vivido, a poder pensar sobre ello y a escribir estos versos.

Creo que para que uno escriba algunos de los poemas de este libro tiene que haber vivido muchas noches de orfandad. Plasmarlo sobre papel no logra que desaparezca pero sí que sea un sentimiento más pacífico, mucho más sereno.

 

VARIEDAD DE FONDO Y FORMA.

 

P.- En la tercera parte, “Tránsito de Humanidad”, los poemas son muy diferentes a los anteriores…

 

R.- Sí, en este apartado cambio totalmente de registro y creo que el lector lo agradecerá después de la intensidad de las dos primeras partes. Es igualmente profunda en el contenido pero la forma es distinta. Los poemas son más originales, irónicos y divertidos. Son versos compuestos de frases muy breves, incluso hay poemas de una sola frase. Quería que fueran versos contundentes, explícitos e irónicos.

Me interesa mucho la brevedad en los textos. Creo de hecho que la poesía tiene mucho que ver con lo breve, me interesan los géneros breves, los aforismos, las citas, las sentencias… y también los autores que han escrito en esa línea porque lo breve es muy contundente. Un poema de un verso, si está bien escrito, deja un buen sabor de boca, es muy intenso. Es un ejercicio de máxima intensidad.

 

P.- Son versos más divertidos.

 

R.- Me interesa mucho la ironía y el sarcasmo y espero en un futuro presentar un libro única y exclusivamente de humor.

Creo que este libro, sin renunciar a contar cosas muy serias, lo hace desde un punto de vista más mordaz y con altas dosis de ironía. La ironía funciona muy bien en poesía e incluso hace mucho más digeribles algunos temas de los que hablo.

Esta parte hace un repaso a temas como la religión, la economía, el capitalismo…infinidad de asuntos que son muy serios y que así escritos creo que pueden tener mejor acogida. Con brevedad y humor quizá se asimilen mejor.

 

P.- Y también son poemas reivindicativos…

 

R.- Me interesa la poesía como alegato y como resistencia al pensamiento único. Como diría Gabriel Celaya, pienso que la poesía “es un arma cargada de futuro”. Leo la poesía que se denominó social, que fue muy criticada, porque me parece que es necesario hablar de ciertas cosas que están ocurriendo –aunque también escriba de amor o soledad-, pero creo que la poesía tiene que ser testigo visible de su propio tiempo y el tiempo que nos ha tocado vivir es un tiempo complejo y duro. La poesía es una forma más de reflexionar sobre ello. Además, me interesa mucho la política como ciudadano y, como hablábamos antes, creo que las cosas que forman parte de ti de una manera muy profunda acaban saliendo en todo lo que haces, en tu forma de hablar, de pensar y, por supuesto, de escribir y en mi caso tienen una traducción inmediata en los poemas que escribo.

 

P.- En los que adoptas un posicionamiento crítico con algunas situaciones que estamos viviendo social y políticamente.

 

R.- Podríamos decir que son poemas “cívicos” porque la poesía es un posicionamiento. Es imposible no escribir desde un posicionamiento político. Son versos que hablan de la situación económica, la contaminación, la guerra, la inmigración, el capitalismo y sus excesos… La política es quizá la actividad que más me interesa –que es muy distinto de los partidos políticos- hablo de la política como un planteamiento más general, como la administración del bien común de los ciudadanos como se entendía en la Grecia Antigua. Creo que ese concepto hay que recuperarlo y hay que militar para recuperarlo y para tratar de mejorar y cambiar el mundo porque es posible hacerlo.

Y eso se refleja en la poesía porque se escribe desde un posicionamiento estético, ético y político. No sólo quiero hablar de temas más personales sino de otros temas como el político y el social porque intento que la poesía sea testimonio y testigo de lo que está ocurriendo. Me interesa la poesía que manifiesta; que critica, que denuncia, que cuestiona, que reflexiona sobre cuestiones políticas y sociales.

 

Pero aunque algunos de los poemas de Permanencia en el Tránsito puedan verse como textos más sociales y políticos no me gusta definir la poesía que escribo. Sencillamente son una faceta de más de alguien que se sienta a escribir y le interesan temas muy variados como el amor, la orfandad, el tiempo y la política, que es una faceta más. Tan necesaria en este libro como cualquier otro tema.

 

NOCHE Y PIEL.

 

P.- “Tránsito de Piel” es la cuarta parte del poemario donde evocas los cuerpos de mujer…

 

R.- Los poemas no son sólo de quien los escribe sino de quien los inspira y hay que reconocer y escribir sobre historias de amor muy profundas, pero también encuentros fugaces y breves, que también pueden ser muy intensos porque dos personas pueden entregarse mucha cosas, si se vive desde la pasión y la sinceridad.

Y, en ese sentido, he querido escribir textos que hablan de una mayor profundidad del amor y otros poemas que reflejan esa fugacidad porque sabes que son historias de una noche o reencuentros en los que tienes la certeza de que cuando amanezca cada uno va a tirar para un lado distinto… pero estos versos son también de agradecimiento y reconocimiento.

 

P.- ¿Un homenaje al amor y al desamor?

 

R.- En el primer libro me centré en una única historia de amor, sin embargo, en Permanencia en el Tránsito aparecen más las sensaciones físicas de varios cuerpos. He querido que fueran versos en los que se sintiera el amor, el desamor, sus restos y sus consecuencias.

Son versos también en los que hablo de las despedidas, los reencuentros, los amores fugaces y nocturnos, los amores imposibles…a través de distintos cuerpos de mujer.

 

P. Como si el tacto de la piel y el amor se trasformaran en poesía…

              

R.- Al final uno acaba haciendo literatura de todo lo que vive. Muchas de las cosas que nos pasan pueden formar parte de un poema y las historias de amor son especialmente intensas y dan pie a la poesía. A pesar de que creo que escribir sobre el amor es muy difícil y hay grandes poetas que nos advierten y aconsejan que no se escriban textos de amor hasta una edad muy avanzada.

En este nuevo poemario yo no diría que son textos de amor sino que son textos de reconocimiento, de aproximación entre cuerpos. Son más bien textos escritos desde la pérdida, poemas de vocación erótica, textos de nostalgia…

 

En los versos de este libro no hablo tanto de amor como de la práctica amorosa que, aunque sabes que no va a llegar a buen puerto, a pesar de todo vives esa historia. Algunos de estos poemas rinden un pequeño homenaje a los encuentros, a las despedidas, a los reencuentros… como una cuestión inevitable de la vida que nos va presentando personas: unas desaparecen, otras reaparecen, otras no sabemos de ellas pero nos gustaría encontrar sus rastros y, en otros casos, son amores imposibles.

 

P.- ¿También en esta parte “vuelven las ausencias que siempre están presentes”?

 

R.- Es el eje central del poemario, que está escrito desde la ausencia y desde la pérdida. Y son ausencias que necesitas recuperar y evocar durante algún tiempo. Las escribes, y al estar escritas, de alguna manera ya no se pierden; ya no son ausencias invisibles sino que son ausencias más reconocibles. Y eso es lo he querido trasmitir en esto poemas puesto que son historias que, probablemente, si no las hubiese escrito habrían acabado en el olvido y así quizá uno las rescata y les da si cabe más dignidad de las que ya tienen en la memoria.

 

P.- “Tránsito Final” cierra el poemario ¿con un mensaje optimista y de búsqueda permanente?

 

R.- Sí, la idea central del libro, y así he querido concluirlo, es que siempre hay que seguir buscando. Creo que es una idea muy positiva porque trasmite deseo de búsqueda e inquietud permanentes. La intención es que, cuando el lector acabe el libro, le quede un buen sabor de boca. Permanencia en el Tránsito trata de ser un libro esperanzador. Y creo que lo es. El mensaje queda claro desde el título y, a pesar de que hay textos muy profundos o que abordan temas delicados, creo que este libro plantea una buena filosofía de vida.

En el fondo, me parece la única manera de vivir, creo que no se puede estar en este mundo de otra forma porque, si uno se estanca o piensa que tiene alguna certidumbre o alguna certeza, probablemente se equivoque, así lo veo yo al menos.

Hay que seguir buscando, hay que seguir investigando y revisando cuestiones personales, colectivas e históricas. Y creo que esa es la forma de vivir “permanentemente en el tránsito” –así es como yo quiero vivir- porque lo otro significa, o estar en posesión de la verdad, y eso es muy peligroso, o estar enfermo o muerto mentalmente y eso es muy triste y doloroso.

miguelvelayos@hotmail.com