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Entrevistas

ENTREVISTA DEL TRÁNSITO por Ana Velayos (IV)

Miguel Velayos regresa con el segundo poemario de su trilogía:

POESIA HECHA TEATRO.

 

P.- Con el primer libro de la trilogía surgió tu idea de ofrecer recitales y lo mismo pretendes hacer con este nuevo poemario. Escribes, recitas y representas. ¿Con este nuevo libro se consolida esta idea?

 

R.- Sí, para mí es un sueño cumplido que tenía hace muchos años. De hecho, la razón por la que empecé a hacer teatro fue para poner en marcha estos recitales. Lo que ocurrió es que el teatro me entusiasmó tanto que ahora también me interesa como formato en sí mismo. Y tengo muchas ganas, cuando el tiempo me lo permita, de hacer teatro puro y duro.

En los recitales lo que hacemos es dramatizar unos versos y eso me parece incluso más complicado que afrontar un texto teatral. Pero creo que viene muy bien a la presentación de los textos poéticos o al menos le da un aire distinto a los poemas, los enseña de otro modo. Creo que es una manera de llegar a más gente o por lo menos desde otro punto de vista. El objetivo es intentar atraer a personas que quizá no les interesa la poesía pero en este formato teatral puedan escuchar los versos y acercarse a ellos de una manera que les resulte más interesante…

 

Además con este planteamiento de escribir el libro, publicar y luego representarlo, vivo los textos de principio a fin. No sé si ya se puede hacer de manera más completa porque escribes los textos, pasa el tiempo y los corriges, los publicas y luego los vives a través del teatro y el trabajo es muy intenso.

 

P.- ¿Cómo ha sido la experiencia de llevar tu poesía por distintos rincones de la geografía española?

 

R.- Ha sido increíble. Yo me sentía como un “cómico de la legua”, como en la novela de Fernando Fernán Gómez El Viaje a Ninguna Parte. Es muy bonito poder ir con tu pequeña representación, con tu pequeña verdad, y poder compartirla con los demás. No se queda en algo publicado en un libro sino que lo defiendes con tu propio cuerpo, con tu propio sudor, con tu propia voz. Eso influye, para bien o para mal, claro, y quizá condiciona a la persona que lo está viendo, pero me apetece hacerlo así porque se producen encuentros muy bonitos con la interpretación de los textos y creo que es un trabajo generoso.

Y además es muy divertido. Aunque la gente te vea sufrir en textos en los que incluso estás llorando en el fondo con la representación del libro anterior me preguntaba: ¿quién no quiere ser Sísifo? ¡un héroe clásico que ha desafiado la hegemonía de los dioses, un tipo que lucha hasta la extenuación por la libertad. Para mí es un personaje que cualquier quisiera hacer!

 

Ahora mi intención es visitar como mínimo los mismos sitios a los que fuimos con el primer libro, incluso más, porque creo sinceramente que se va mejorando con el tiempo y este segundo libro de la trilogía es más intenso y profundo que el primero y me apetece dárselo a conocer a más personas. La intención es moverlo en todos los lugares que sea posible porque la experiencia ha sido maravillosa; ha sido un lujo y he podido sentir eso de que algunos sueños se cumplen.

 

P.- ¿Con la idea de relacionar la poesía de Permanencia en el Tránsito con otras disciplinas artísticas como la música, la pintura, la fotografía…?

 

R.- Podría haber muchas imágenes visibles que reflejen lo que puede significar este libro -despedidas, movimiento, gente caminando…- y cada lector creará la suya propia, pero creo que la imagen más real de Permanencia en el Tránsito es la de una persona que está pensando porque no se trata de un viaje físico. El poemario no es un viaje de distancias reales; se trata de un viaje de reflexión, de recuperación y memoria.

 

Los más importantes son los viajes hacía uno mismo -hacia su memoria para sentir el presente que está viviendo y buscar su camino futuro-. No es un libro viajero -aunque aparezcan distintas ciudades y países- Permanencia en el Tránsito es un libro escrito desde la reflexión, que recupera historias, lugares, sentimientos y personas.

 

Y también es un libro escrito desde la quietud, no son textos de velocidad o movimiento. Hay en él algunos impulsos, pero este nuevo libro es un ejercicio que muestra lo que es enraizarse en el terreno personal e ir cavando poco a poco en los pasillos de la memoria. Este segundo libro de la trilogía refleja que uno se detiene en el camino a pensar. Es acción interna.

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Por: Ana Velayos (Periodista). Abril 2011.

miguelvelayos@hotmail.com